Eddy era un hombre felix que se despertaba cada mañana pensando en la suerte que tenía en la vida. Él era el propietario del café más popular del centro de Córdoba. La gente iba a tomar algo allá porque el servicio siempre fue exceptional. A las mujeres, les gustaba el ambiente tranquilo del restaurante y a los hombres les gustaba ir para conversar con Verónica, la empleada que todos preferían.
Todo cambió cuando un día, un hombre vestido todo de negro entró en el negocio con un arma y robó toda la plata y comida que había. Todos los clientes que estaban en ese momento tuvieron mucho miedo. Por suerte, el ladrón no disparó sobre nadia. Después del acto, se fue en auto con todo lo que había robado.
Como todo pasó muy rápido, nadie tuvo tiempo de ver la cara del ladrón. Entonces, Eddy se fue a mirar las grabaciones de las cámaras de seguridad del negocio. Mirando cuidadosamente, vió que era un hombre de 30 años de edad, no muy alto y con inmensos ojos azules. Fue imposible para el propietario ver el color del pelo del hombre porque tenía un gorro. Eddy tomo todas las informaciones en nota para poder describir al hombre a la policía.
Unas horas más tarde, el señor Francisco, agente de policía, llegó al restaurante de Eddy. Le hico unas preguntas a él y también a las personas que estaban presentes cuando sucedió el acto. Después de haber recibido las informaciones sobre la apariencia del ladrón, el policía exigió tener una copia de las grabaciones vistas por Eddy. Además, le aconsejó detener todas las actividades de su negocio hasta que encontraran al ladrón. Él aceptó, aún cuando era consciente de que esta decisión iba a tener repercusiones graves para su comercio.
La semana siguiente, se descubrió la identidad del criminal. Ese hombre ya había cometido varios actos ilegales y fue un gran éxito poder encerrarlo en una cárcel. El señor Francisco llamó a Eddy por teléfono para avisarle que el ladrón había sido arrestado. También le aseguró que se podía quedar tranquilo. Después de haber oído esa buena noticia, Eddy abrió su restaurante de nuevo para que la gente fuera a comer ahí como antes.
Después de toda esta historia, el restaurante de Eddy nunca fue el mismo que era antes. La gente se quedó con miedo pensando que una cosa así podría volver a ocurrir en el mismo lugar. Entonces, empezó a haber muchos menos clientes. También, los empleados no tenían la misma energía que antes. Tenían menos ganas de trabajar y no estaban felices. En consecuencia, la vida de Eddy cambió porque no se despierta más pensando en la suerte que tiene en la vida, si no pensando en el día en el cual este robo ocurrió.
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